Perfilado de sección

    • Universidad Nacional De Cuyo Facultad de Artes y Diseño. Historiografía de la Historia del Arte.

      Año: 2020

       

      1) Presentación 

      El hecho artístico se constituye como un fenómeno de gran complejidad, implica a sujetos objetos[1], procesos, contextos y sus relaciones, múltiples y variables. La Historia del Arte como disciplina, se ha desarrollado como un lenguaje verbal, que opera sobre este fenómeno, discutiendo la noción misma de arte, de obra de arte, su objeto y universo de estudio, las dimensiones existenciales de los mismos –material, procedimientos, configuración perceptual, receptor de intencionalidad y significados artísticos individuales y sociales- y los modos de abordarlos, mediante diversas concepciones conceptuales, prácticas y metodológicas, a través del tiempo.

      La historiografía de la historia del arte estudia los objetos textuales, las fuentes bibliográficas y su propia producción disciplinar resultado de los procedimientos interpretativos desarrollados históricamente, en consideración de sus orígenes intelectuales, de los marcos teóricos, metodológicos e instrumentales con que el historiador del arte aborda la interpretación de los fenómenos artísticos.

      La Historia del Arte nace como disciplina autónoma en el siglo XVIII en Europa, junto a la Estética y la Crítica. Durante el siglo XIX se debaten los supuestos “filosóficos”, teóricos y metodológicos, que orientarán sus prácticas, hasta el siglo XX.

      Desde la fundamentación en el siglo XIX de sus aspectos epistemológicos en la búsqueda de otorgar carácter de ciencia a la historia del arte, emergieron diversas corrientes apoyadas en diferentes concepciones del arte, de la historia, del conocimiento, de sus agentes y funciones sociales.   Es así que las perspectivas filológicas anexan la ampliación del contexto temporal y geográfico en pos de la idealista “historia universal”, los puntos de vista sociológicos y positivistas relevan aspectos empíricos, las visiones culturalistas complejizan la trama contexto-obra,  la teoría puro-visibilista se enfoca solo en la forma entre los múltiples fenómenos del arte.

      La enumeración de una selección de tendencias de la historia del arte es demostración del  desarrollo científico y especializado del campo. La reflexión sobre sus categorías conceptuales y procedimentales, su naturaleza y objeto de estudio son temas de debate hasta el presente.

      En las concepciones mencionadas se pueden observar ciertos condicionamientos culturales en común: la valoración del arte clásico antiguo y renacentista como modelo ahistórico y normativo, la idea de progreso con representaciones del tiempo signadas por formas lineales -segmentos o espirales- entre otros parámetros.  Estos paradigmas gravitaron en la convergencia teórica y metodológica de un universo de investigación constituido fundamentalmente por el arte clásico, antiguo y moderno. La perspectiva eurocentrista impregnó las interpretaciones, los relatos y las valoraciones incluso de culturas históricas o contemporáneas no occidentales y sus manifestaciones plásticas.

      Innovaciones teóricas y metodológicas, como el formalismo y la iconología, por ejemplo, se produjeron en torno al mismo universo de investigación. Sin embargo, simultáneamente, desde las prácticas artísticas de las vanguardias como de disciplinas cercanas (auxiliares) a la historia del arte, como las arqueologías prehistórica e histórica, la antropología (etnología), la sociología, llegan importantes aperturas de la comprensión y de la empatía sensible hacia formas artísticas de culturas alejadas en tiempo y en espacio (Asia, América, África, Australia) Los descubrimientos sobre el terreno producen una considerable ampliación temporal del pasado, un nuevo estado del conocimiento, la expansión de sus horizontes y de la conciencia histórica del hombre. En el marco de la especialización de la historia del arte produce el auge de la disciplina que pronto desemboca en la búsqueda de nuevas síntesis que van más allá de la perspectiva culturalista integradora, inéditas categorías y criterios para enfrentar universos artísticos divergentes con respecto a la tradición occidental eurocéntrica.

      Las búsquedas recientes se orientan en un sentido transdisciplinario, con atención a nuevas teorías y epistemologías en desarrollo, en los vínculos con otras ciencias, en la ruptura de la clausura de sentido del pasado. Provisoriamente podría afirmarse que estamos ante un cambio de dimensión epistemológica, desde la “especialidad científica” de una disciplina cerrada en sí misma  hacia el  cruce e interacción con campos del conocimiento anteriormente impensable por la separación rígida establecida por la taxonomía clásica de las ciencias.  Se trata de una transformación de las  perspectivas de investigación y del objeto de estudio, tanto de la historia del arte fáctica como de su historiografía y crítica. 

      La historia siempre es presente pues es inteligibilidad en acto (aunque se concentre en el pasado pues lo recrea desde motivaciones actuales) y también puede ser proyectiva, influida por los tratamientos seriales y cuantitativos de grandes masas de datos con tecnologías de la información.  En ambos casos las conclusiones son hipótesis en revisión permanente.

      El entorno visual y sonoro de las sociedades actuales, su dinamismo cambiante no sólo en las ciudades sino en los diferentes paisajes de origen antrópico, incluida la virtualidad, compite con la, hasta ahora, principal fuente de la historia del arte tradicional: la obra en su contexto.  El objeto de estudio se hace más amplio y dinámico con afirmaciones como: “el discurso histórico no concuerda con la realidad, lo único que hace es significarla”[2] se perfila, en la perspectiva historiográfica de algunos autores una especie de crítica de la cultura visual de las sociedades históricas, pasadas, presentes y con pretensiones de futuro.  Objetos, artefactos, dispositivos e imágenes del “hábitat” visivo de la sociedad que no responden a los géneros tradicionales, son objeto de reflexión de los Estudios Culturales, la Historia de las Imágenes, el Análisis Crítico del Discurso, (el Feminismo) los estudios de géneros, el Poscolonialismo y el Pensamiento Decolonial, abren perspectivas a nuevas interpretaciones del arte, de la historia y por supuesto de la historiografía de la historia del arte.

      “Más que legitimar un canon preestablecido de artistas y obras según un principio de objetividad, yo argumento que los historiadores deberían seguir su propio programa y articular sus propios motivos para involucrarse en el proceso de encontrar significado cultural al arte del pasado. Más que considerar la materia de la historia del arte como algo fijo e inmutable, los estudiosos tienen ahora la oportunidad de definir cuál sería esa materia. Al hacerlo podrán exponer, en lugar de ocultar, los temas culturales que los preocupan. […] Los códigos y convenciones culturales que sirven para definir una identidad particular también hacen posible que partícipe en la vida social. El rol activo de la historia en la creación y la transformación de la cultura sólo puede ser entendido porque su materia está constituida por y es constituyente de

      las circunstancias en las que el historiador o historiadora existen. […] La determinación psicológica e ideológica no puede evitar que un autor o autora dote a sus relatos históricos de una persuasión política que se ocupe de los acuciantes temas sociales y culturales de su época.”[3]

      Aunque, en los últimos tiempos, hemos asistido a una transformación, en el sentido aquí descrito, de parte de la disciplina historiográfica en el territorio del arte, lo que incluye las instituciones museísticas, educativas y expositivas asociadas, hay que insistir en la necesidad de construir formas otras de tratarse con lo histórico si, como decía Friedrich Nietzsche en su Segunda consideración intempestiva, se pretende la definición de una historia útil para la vida.[4]

       

       

       

       

       

       

       

       

       

       



      [1] Objeto: todo lo que puede ser materia de conocimiento o sensibilidad de parte del sujeto, incluso este mismo. No son polos opuestos, el acto de conocer los sumerge bajo un mismo horizonte vivencial.

      [2] BARTHES, R. (1987) “El susurro del lenguaje. Más allá de la palabra y la escritura”, Paidós, Barcelona, pp. 175-176

      [3] 3 MOXEY, K. (2004) “Teoría, práctica y persuasión. Estudios sobre historia del arte”, Ediciones del Serbal, Barcelona, pp. 89-90.

      [4] 4 Villegas, D. (Octubre, 2017) “La historiografía del arte en el ámbito del concepto moderno de historia. De su orientación ideológica y la articulación de otras historias posibles” recuperado de: http://barahunda.net/la-historiografia-del-arte-en-el-ambito-del-concepto-moderno-de-historia-de-su- orientacion-ideologica-y-la-articulacion-de-otras-historias-posibles-daniel-villegas/

      Nietszche, F. W. (2006) Segunda consideración intempestiva. Buenos Aires, Zorzal, p.10 y ss.


      2) A partir de la lectura comprensiva de la presentación del campo de conocimientos de la historiografía del arte, identifique las tendencias historiográficas y los autores mencionados en el texto. Investigue en repositorios digitales preferentemente dependientes de centros de investigación universitarios sobre las tendencias, autores e historiadores del arte vinculados a la presentación. 

      3) Realice un listado en orden alfabético con las denominaciones de las tendencias o escuelas de historia del arte halladas y nombres de los autores, acompañados de una breve referencia conceptual y biográfica.

      4)Suba al espacio virtual el resultado de su estudio.