Para comprender el Renacimiento, resulta importante observar la incidencia de algunos acontecimientos sobre la música vocal. Después de varios años de investigación Johann Gutenberg inventó la imprenta alrededor de 1450. Este invento propició el avance y la socialización del conocimiento, fue tan importante que hasta hace 20 años (más o menos en el año 2000) el conocimiento que iba consiguiendo la humanidad fue socializado a través de los libros, de las escuelas y de las bibliotecas. Hoy se socializa, además (y para muchos, fundamentalmente) a través de las redes, o sea que recién ahora se está superando la socialización que ofreció la imprenta. Con la música sucedió lo mismo. Antes de las publicaciones sólo tenían acceso a los grandes compositores, los eruditos, los que por ostentar riquezas habían podido estudiar y tenían contacto directo con los compositores que vivían en las cortes a quienes les pagaban para hacer música. Las ediciones musicales permitieron en el Siglo XVI que alguien, a la distancia, pudiera gozar de la pieza de un compositor que vivía en otro lado. Esta situación, tan común hoy en día, tiene su comienzo en el Renacimiento. Las ediciones de obras profanas polifónicas se iniciaron con las Chansons nouvelles publicadas por Pierre Attaingnant (quien vivió entre 1494 y 1552). En París, en 1528, fue el primer editor musical que utilizó el sistema de tipos móviles. Publicó decenas de chansons en forma de antologías que reunían obras de diversos compositores. También editó libros de obras de un mismo compositor (y se editó a sí mismo todo lo que había compuesto ja,ja,ja) Entonces, la clase media incipiente (que no dependía del rey, duque u otro noble) desde los banqueros hasta los zapateros o peluqueros, podían adquirir libros y partituras impresas; aunque la mayoría de los que realizaban esos oficios no sabían, todavía leer y menos música, poco a poco se irá construyendo la clase media con acceso a la educación. Este fue el comienzo de la Modernidad y el puntapié inicial del acceso al conocimiento.

París y Lyon fueron las imprentas musicales más importantes del Renacimiento, luego de Attaignant, continuaron Adrián de Le Roy, Jackes Moderne y otros grandes compositores que realizaron ediciones de música profana y religiosa de su tiempo.

Los compositores más representativos de la chanson francesa son Clement Janequin (1480-1559) y Claudin de Sermisy (1490-1562)

Es importante distinguir en el Renacimiento "francés" 2 escuelas fundamentales:

La escuela parisina, ligada al monarca Francisco I, notable poeta y amante de la música, quien patrocinó la imprenta de Attaignant. Los compositores de esta escuela prefirieron una escritura tendiente, en líneas generales a la homoritmia, tal vez por la necesidad de privilegiar el texto.

La escuela flamenca: ligada a Carlos V desarrolló el contrapunto imitativo de un modo sistemático.

A partir de 1555 se destaca la figura del flamenco, llamado en Francia, Orlande de Lassus y en Italia Orlando di Lasso (1532-1594) quien se convirtió en el referente de la chanson franco-flamenca del Renacimiento. Fue maestro de capilla del duque de Baviera en Munich (Alemania) y a pesar de no haber vivido nunca en Francia, fue el compositor más editado en París durante la segunda mitad del Siglo XVI. Otros músicos, como Claude Le Jeune (1528-1560) dieron continuidad al estilo de Lassus por su preeminencia imitativa en el contrapunto, aunque es considerado un verdadero renovador de la chanson. Desde 1570 fue el músico principal de la Academia de Poesía y Música, donde se desarrollan estudios sobre música y poesía griega antigua. Una de sus principales preocupaciones fue el intento de fusionar el sentido del texto con la música. Tal vez por ello una de las características más importantes de la chanson francesa es el vínculo texto-música.

La mayor parte de los poetas a quienes pertenecen los textos de las chansons fueron anónimos, otros se conocen (como el de Tant que vivray obra que abordaremos con poesía de Clement Marot) donde figuran los nombres y apellidos de autores de los textos en las publicaciones. Lo que tienen en común los poetas, sean anónimos o no, es que crean textos muy elaborados, incluso cuando abordan poesía “liviana”. Las temáticas eran múltiples: amor nostálgico, amor picaresco en extremo, relación del humano y la naturaleza, descripciones de la realidad, ya sea ésta un paisaje, una historia seria o las vecinas chismorreando en el mercado acerca de su marido, a quien irónicamente le dicen que es “bueno”, “bello” y “buen marido” (Il est bel et bon de Passereau- si no la conoces, buscala en youtube, hay varias versiones) aunque su comportamiento es francamente desastroso. Debemos saber que los compositores, músicos y poetas eran hombres, por eso muchos textos de esta época son machistas. Las mujeres estábamos silenciadas, no cantábamos y no componíamos. En tal sentido, nos sorprende agradablemente que la viuda de Attaignant (de quien, por su puesto, no dan cuenta los libros de Historia de la Música) se haya hecho cargo de la imprenta después de la muerte de su esposo y, cuando necesitaba, contrataba importantes músicos para que la ayudaran sin dejar de ser la Directora.

Bibliografía

Rees, Gustave; Music in the Renaissance. W. W. Norton, Londres, 1954

Zadoff, Néstor; Obras Corales del Renacimiento Francés, Ediciones GCC, Buenos Aires, 2013


Última modificación: martes, 21 de abril de 2020, 19:03